NIVEL 7, máximo nivel de riesgo, en la escala INES para el accidente en la central nuclear de Fukushima Dai-ichi

(12/04/2011) La central de Fukushima iguala el nivel 7, nivel de riesgo asociado sólo alcanzado por el accidente en la central nuclear de Chernovyl (1986). La ciudad de Fukushima, como su homologa Pripia, quedará deshabitada por años, décadas, en el olvido más hiriente y oscuro...

 (31/03/2011) En Fukushima, la radiación filtrada ha penetrado en la tierra y el mar y se ha introducido en verduras, leche no pasteurizada e incluso el agua corriente hasta en Tokio, 220 kilómetros al sur. Ahora es una evidencia irrebatible el impacto de los efectos fuera de la instalación nuclear y su posición crítica en la escala INES.

 En fecha 16/03/2011 el riesgo nuclear en la central de Fukushima Dai-ichi ha pasado de nivel 4 a nivel 6 de la escala INES, según declaración de Gunther Oettinger, comisario europeo per la energía. La Escala Internacional de Eventos Nucleares y Radiológicos (INES), permite la interpretación correcta del riesgo asociado a los accidentes en instalaciones nucleares. Por su parte la Autorité de sûreté nucléaire (ASN) francesa, ha declarado que considera la situación a nivel 6 o al mínimo 5 con tendencia a 6. El nivel 7 ha sido alcanzado sólo por el accidente nuclear de Chernovyl en 1986.

En los días pasados (13-15/03/2011) la Agencia Japonesa de seguridad nuclear e industrial (NISA) ha informado que el accidente en la central nuclear de Fukushima Dai-ichi había alcanzado el nivel 4 de la escala INES.  Sólo el viernes 18/03/2011 las autoridades japonesas han declarado el nivel 5 de la escala INES. Ya habíamos previsto en días pasado el incremento del nivel de riesgo asociado a la problemática y la necesidad de observar atentamente la evolución debido a la presencia de escenarios  dinámicos que hacen pensar que se trataba de una situación declarada en nivel 4 transitando a nivel 5 o en nivel 5 no declarado para evitar el pánico y ganar tiempo en los intentos de controlar el evento. Resulta una tendencia de las autoridades en muchos eventos catástroficos la minimización y negación de la situación real hasta que el evento sobrepasa la capacidad y esperanzas de ser controlado.